Desde esta semana, la ciudad de París comenzó a aplicar un límite de velocidad de 30 kilómetros por hora al tránsito rodado en la totalidad de sus calles.
Apenas un puñado de calles quedarán con la posibilidad de circular a un máximo de 50 km/h, mientras que en el cinturón periférico el límite se mantendrá en 70.
Esta medida se suma a otras tomadas en los últimos años y meses, que lograron limitar el tráfico, sobre todo el del centro, abriendo de esta manera a los peatones, bicicletas y patines.
El cierre al tráfico de las vías en los muelles del Sena en 2016, la creación después de 60 kilómetros de pistas ciclistas, la supresión de 60.000 plazas de aparcamiento en la ciudad, son otras de esas medidas.
Con la reducción de la velocidad se busca reducir los accidentes y bajar los niveles de la contaminación ambiental como de ruido. Todo esto ha generado críticas desde la asociaciones de automovilistas.
Sin embargo, un 61 % de los parisinos se muestran favorables a la limitación a 30 km/h, según periódicos locales. El 71% cree que con esto aumentará la seguridad.
Según los datos, solo un 34 % de los habitantes de la capital francesa poseen un automóvil, por lo que muchos de los automóviles que circulan por las calles son de habitantes de la periferia que acuden al trabajo o en busca de ocio y servicios.
Fuente: Infobae
