Cuando la propia salud está en juego, encontrarse con un servicio paupérrimo y que roza lo negligente es solo una de las cuestiones – y la primera de muchas – con las que el mismísimo enfermo debe lidiar, más aún, en tiempos de pandemia.
Con genuinas palabras de impotencia, nuestro compañero y amigo Carlos Gaona realizaba el lunes por la noche un descargo en sus redes sociales, comentando en parte la pésima experiencia que tuvo en el área respiratoria de la clínica 12 de Junio del IPS, en donde además de minimizar su cuadro sin siquiera auscultarle los pulmones o realizarle imágenes de diagnóstico – protocolo fijo en cualquier tipo de afección respiratoria – le recetaron medicamentos de venta libre y lo enviaron de vuelta a su casa.
“Vos sabés que no había mucha gente como para decir que estaba colapsado. A mí me atendieron en 20 minutos” mencionó en A Fondo Gaona, añadiendo que “El trato que se da a los pacientes y funcionarios allí en IPS es lamentable. Te atienden afuera, se espera el turno en la lluvia, etc. A mí me duele a veces denunciar a los médicos y al personal de blanco porque ellos trabajan así, desde la carencia, pero tampoco justifica lo que pasó”
Su situación se volvió insostenible, por lo que el periodista, inmediatamente al salir de IPS, consultó nuevamente, pero esta vez, en un servicio privado, donde le realizaron una tomografía y varios análisis. Allí, quedó internado. El diagnóstico: Neumonía Bilateral (es decir, en ambos pulmones) y COVID-19 a descartar.
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Desde la errónea toma de temperatura, apuntando al cuello y no a la sien; hasta la escueta evaluación de la profesional de la salud que lo atendió, todo lo realizado en la Clínica Periférica de la Previsional- a la que se llegó a catalogar como el mejor seguro médico del país – indujo indefectiblemente al error.
“Yo realmente esperaba que la médica al menos me escuche el pulmón, a uno generalmente cuando consulta por cuadro respiratorio se le escucha la espalda y ahí ya te dicen que parece que está o no sucio, que podría haber pulmonía, etc. Pero a mi no me hicieron nada, me preguntaron mis síntomas y como me sentía desde 1,5 metros de distancia y nada más” – lamentó nuestro compañero.
Según comentó, una vez diagnosticada la neumonía y mientras esperaba internado en aislamiento el resultado de su test PCR para SARS-COV-2, profesionales del establecimiento privado le recomendaron un costoso medicamento para tratar la gravedad de su cuadro, en caso de dar positivo a la enfermedad por coronavirus: Remdesivir. ¿La ironía? El medicamento, en IPS, es gratuito para los asegurados.
“Este medicamento evita que la neumonía inflame los pulmones, yo sé que cuesta algo así como G. 1.900.000 cada ampolla, yo necesitaría 6 si decido tomar ese tratamiento, pero me dijeron que depende de mi resultado del hisopado y de mi decisión” destacó el periodista.
Gaona comentó que le contactó el director médico del IPS 12 de Junio y que se puso a disposición. Además, mencionó que uno de los principales inconvenientes de estar internado en un nosocomio privado es el costo de los medicamentos, ya que por cláusulas de la empresa privada de salud, no se pueden introducir externos, y los costos de los mismos allí son bastante más elevados que adquiriéndolos de farmacias externas.
Por ese motivo, solicitó su traslado a la Clínica INGAVI del IPS, donde sí se permite introducir medicamentos externos. En el momento del contacto telefónico con A Fondo, nuestro compañero estaba aguardando la ambulancia para el efecto. Hoy, confirmó a medios locales que ya se encuentra internado en la que se considera la clínica de referencia de la previsional para casos respiratorios, donde menciona que la atención es bastante buena. Aún sigue a la espera de sus resultados para poder determinar si efectivamente la causa de la neumonía bilateral es la infección por coronavirus, de manera a enfocar su tratamiento ya de forma más precisa.
Los compañeros del Grupo JBB seguimos de cerca la evolución del estado de salud de nuestro compañero y amigo Carlos Gaona, y nos ponemos a disposición para lo que sea necesario, lamentando que el deficiente servicio que debería velar y asegurar la calidad de atención para todos los trabajadores y beneficiarios del país, siga haciendo de las suyas en detrimento directo al estado de salud y calidad de vida de sus asegurados.
¡Fuerza, Carlitos!
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