
Su mamá, Edith Paniagua, relata que todo comenzó con un cuadro de dengue que al inicio no fue detectado. Según los médicos, esta enfermedad agudizó los síntomas de su afección, pero no fue la causante de la miocardiopatía dilatada, ya que la misma es de nacimiento, solo que nunca fue descubierta.
Edith ruega a la gente que se concientice sobre la necesidad de la donación de órganos, para que su hija y los demás niños internados en el nosocomio, tengan la oportunidad de seguir viviendo.
La pequeña forma parte de una familia compuesta por 5 hermanos, quienes se encuentran en Ciudad del Este, lejos de sus padres y aguardando que su hermanita regrese a su casa.
Daniela ya tuvo dos paros cardíacos, según comentó su mamá, y sigue a la espera de un donante que le dé la posibilidad de seguir bailando y patinando, como le encanta. Un donante, que le dé la oportunidad de tener una nueva vida.