En una noche inolvidable, la legendaria cantante estadounidense Madonna deslumbró a una multitud de casi dos millones de personas en las playas de Copacabana, en Río de Janeiro. El espectacular concierto gratuito marcó el cierre de su gira The Celebration Tour, en celebración de sus 40 años de trayectoria musical.
Con un look elegante en negro, Madonna inició el show con “Nothing Really Matters”, desatando la euforia entre los fanáticos que se habían congregado alrededor del gigantesco escenario. A pesar de un pequeño retraso, el público no perdió el entusiasmo y estalló en alegría cuando la Drag Queen Monét X Change apareció haciendo un homenaje a Madonna con el icónico traje de la canción Vogue.
La emoción en el ambiente era palpable mientras Madonna interactuaba con la audiencia brasileña, expresando su gratitud por el amor y apoyo recibidos a lo largo de sus cuatro décadas de carrera. La presencia de Pabllo Vittar, la popular cantautora Drag Queen, añadió un toque especial al concierto, demostrando una complicidad única junto a Madonna.
El setlist incluyó éxitos como “Die Another Day”, “Don’t Tell Me” y una versión en clave de carnaval de “Music”, que desató la fiesta entre los presentes. El clímax llegó cuando, en un impresionante juego de sombras, la silueta de Michael Jackson apareció en escena, bailando con Madonna al ritmo de “Billie Jean”, fusionado con un instrumental de “Like a Virgin”.
A pesar de algunos problemas técnicos con el sonido, el show recibió una abrumadora respuesta positiva en redes sociales, donde se viralizaron los momentos en los que Madonna reafirmó su apoyo a la comunidad LGBT+, los derechos de las mujeres, la libertad sexual y criticó abiertamente el racismo y la estigmatización social.
La noche culminó con una ovación inolvidable, dejando a los asistentes extasiados y agradecidos por presenciar un evento histórico protagonizado por una de las artistas más influyentes de todos los tiempos. Madonna demostró una vez más por qué es una leyenda viva de la música pop, dejando una huella imborrable en Copacabana y en la historia de la música internacional.