El Viernes Santo, la visión y el legado de Koki Ruiz, y el compromiso de jóvenes y vecinos, hicieron que Tañarandy vuelva a unir fe, arte y tradición, en una manifestación cultural que sigue creciendo y emocionando a todo un país.

Tañarandy iluminó con su magia la Semana Santa y rindió homenaje a Koki Ruiz. Foto: Gentileza
Esta es la primera vez en 33 años que en Tañarandy, departamento de Misiones, está ausente su creador, el artista plástico Delfín Roque Ruiz Pérez, conocido como Koki, quien falleció en diciembre del año pasado a los 67 años.
Pero sus hijos, esposa y colaboradores han tomado este año la posta de la organización para conservar su legado. Más 15.000 candiles de apepú iluminaron el camino de la procesión de la Virgen Dolorosa hacia el sector de la Barraca de Tañarandy, señaló Almudena Ruiz, hija del artista, quien destacó lo “especial” de esta edición para recordar a su padre.
“Todos estamos unidos en este sentimiento de la ausencia de Koki y todo lo que hacen es darte fuerzas, acompañar y ofrecerse a ayudar en lo que sea como para que esto pueda tener su continuidad”, expresó la joven a medios de prensa.

Tañarandy 2025 dejó huellas en el alma. Foto: Gentileza
La procesión de la Virgen Dolorosa, que va al encuentro con su hijo, Cristo crucificado, culminó en la Barraca donde comenzó un espectáculo de cuadros vivientes y este año se convirtió en el epicentro un sentido homenaje a Ruiz, el mentor y promotor desde 1992 de esta procesión iluminada ‘Yvaga Rapé’ (el camino al cielo en idioma guaraní), que ha visibilizado la religiosidad popular misionera en Paraguay y el mundo.

Con motivo del homenaje, en la Barraca se exhibió un fragmento de una de las obras más recordadas de Ruiz. Foto: Gentileza
Este año, los cuadros vivientes representaron versiones de la última cena de Leonado Da Vinci, Andy Warhol, Salvador Dalí y una interpretación creada por Koki Ruiz.
Con motivo del homenaje, en la Barraca se exhibió un fragmento de una de las obras más recordadas de Ruiz. Se trata del altar inspirado en la cultura indígena guaraní, que el artista elaboró para la misa principal que presidió el papa Francisco cuando visitó Paraguay en 2015.

Los cuadros vivientes representaron versiones de la última cena de Leonado Da Vinci. Foto: Gentileza
También fue expuesto un retablo con el rostro de la beata María Felicia de Jesús Sacramentado Guggiari, conocida como ‘Chiquitunga’, de más de 9 metros de alto y 7 de ancho, hecho a partir de miles de rosarios enviados por fieles, para la ceremonia de beatificación de la monja carmelita, en junio del 2018.